El aislamiento de corazones rotos nos ha llevado a buscar pan distinto para subsistir.
El agua de tus besos y la miga de tu piel no pudieron tapar nunca el amargo sabor de tu pensamiento.
Sin embargo acá me tienes, 3 años, 3 meses y 8 días después, saboreando el acre resabio que dejaste plasmado en mi corazón. Aún no entiendo.